Odio
Cada uno de los textos en que se fragmenta Odio enfrenta una identidad corporativa a una derrota: la ansiedad por el status, el abandono en la vejez, el agotamiento del planeta, la falta de fe, el abuso de menores, el maltrato físico, los trastornos alimentarios. La voz de Odio recorre a la inversa el camino del sueño publicitario en busca del problema de origen, descubre su nombre, y lo grita. Y puede hacerlo, como ocurre en las canciones de Radiohead o en las novelas de DeLillo, porque ha aprendido hasta dónde puede infiltrarse el simulacro y mutar la naturaleza humana. A fin de cuentas, no sólo la poesía busca en la publicidad: también la publicidad busca un lenguaje poético. Es el Odio competitivo de dos hermanas tras un solo objetivo: una condensada representación de la realidad. (Mercedes Díaz Villarías)