Música para los muertos y los resucitados
¿Cómo enfrentarse al duelo tras un siglo de propaganda? ¿Puede la experiencia íntima desafiar el relato colectivo? Desde las masacres de la Segunda Guerra Mundial a la educación ideológica de los noventa, pasando por los campos de trabajo soviéticos y la lluvia radiactiva de Chernóbil, Valzhyna Mort traza en Música para los muertos y los resucitados un recorrido por la historia reciente de Bielorrusia, el país en el que nació.
En estos poemas suena la música, y actúa como refugio para la memoria de quienes nos precedieron, pero también como constancia de las amenazas que perduran. Suenan las cartas que nos hablan de la vulnerabilidad de los cuerpos, de la posibilidad —quizá terrible, quizá llena de esperanza— de ver más allá de la mirada. Conocemos la tragedia, y al mismo tiempo un luminoso sentido del humor, con el que pensamos en referencias como Wisława Szymborska.
Aclamado por The New York Times como uno de los mejores libros de poesía de 2020, ganador del International Griffin Poetry Prize y el UNT Rilke Prize, Música para los muertos y los resucitados presenta en nuestro idioma —con traducción de Claudia González Caparrós— a Valzhyna Mort, una de las grandes poetas internacionales de hoy: la conjura de un ritual alucinante, a la vez ancestral y político, que al cantar nos dice la violencia y la injusticia.
«Su memoria es obstinada, su imaginación angustiosa, porque el pequeño país del que procede es belleza y dolor. Una siente que ha venido a nosotros desde la tierra entera» (Svetlana Alexiévich).
«Un milagroso recordatorio de que las palabras pueden hacer muchas cosas: pueden bailar, pueden regodearse en la ironía, pueden alabar el amor, pero también pueden decir la verdad» (Adam Zagajewski).
«Un sorprendente estudio de lo que Bielorrusia puede enseñar al mundo sobre la violencia de Estado, la memoria colectiva y el papel de la poesía en la lucha contra la tiranía… Mort capta, a través del lenguaje, los contornos de la disidencia» (Jennifer Wilson, The New Yorker).