Abejas en las lindes
«La salvaje y la enferma/ tienen en común el uniforme». La voz de la salvaje y la voz de la enferma, la voz de la niña que descubre y la voz de la mujer que recuerda se escuchan únicas en Abejas en las lindes: un libro balsámico en el que Nares Montero afronta y disecciona el origen del dolor. Y lo afronta —y lo enfrenta— desde la rabia y desde la emoción; desde las palabras altas y desde la imagen delicada y frágil que resiste —sin embargo— en su entereza. Nares Montero nos entrega un libro necesario e iluminador acerca de la infancia, acerca de la vida y de sus aprendizajes: aquí se descarna la metáfora, aquí se escribe hacia su piel real.
Nares Montero obtuvo por Abejas en las lindes el accésit del IX Premio de Poesía Joven “Pablo García Baena”. El jurado —compuesto por Oriette D’Angelo, Carmen Juan, Natalia Litvinova, Paloma Reaño y Sara Uribe— destacó que se trata de un libro «que puede cambiar la vida de quienes se acerquen a él», enfrentándose a un dolor personal y otro colectivo.
Hace falta la conciencia del horror, ese lazo que ella crea entre lo rutinario y la explosión de los ángeles de hielo, de todas las iglesias y los correctos hogares de mentiras. Tomar de la mano a esa niña temible que parece querer arder y ayudar a que escuche su nombre sin abrirse en canal de dolor puro. Nares sabe cómo acariciar el oro con una mano, domar la sangre con la otra y cantar la canción profunda de tierra verde que la cura necesita. Es capaz de hablarle a todas las niñas de todas las mujeres que hay en el mundo y, con la razón en las pupilas, firmemente decirles que escuchen sin pestañear el rugir de sus infancias destrozadas; que les tiendan la mano y las acunen. (India Toctli)